Esta pintura muestra tres campesinas ataviadas con la vestimenta típica normanda recogen inclinadas los restos de la cosecha, el trabajo más duro y menos reconocido entre las tareas rurales. Sus posturas reflejan la fatiga que provoca su labor. Los personajes se sitúan en primer plano elevándolos a la categoría de héroes y la iluminación infiere dramatismo a toda la escena.
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